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Dimitri no tuvo ni madre ni padre. Su único referente paterno fue el kremlin. 

Desde muy pequeño recibió un entrenamiento militar que fue forjando su carácter frío y moldeando su personalidad todavía hueca. 

Según fue pesado en la báscula su destino ya estaba escrito. 

Dimitri iba a ser un espía. 

Su disciplina es tenaz. Su desempeño, absoluto.

No tine distracciones, pues no posee apegos emocionales a nada, ni a nadie. 

Dimitri no sabe nada sobre su vida pasada, tampoco le interesa lo más  mínimo averiguarlo.

Pero 40 años después de ser encontrado por aquella división que realizaba maniobras en la estepa, aún sigue manteniendo un único recuerdo de su vida anterior. 

 

Es tan solo una pequeña publicidad de un periódico, que en principio guardó únicamente porque su personalidad aún infantil quedó deslumbrada por los colores.

Pero esa personalidad infantil se borró el día que le encontraron escondido entre la nieve, con gesto tranquilo y una sonrisa solemne.

No obstante, aquel pequeño recorte de periódico pasó a ser una obsesión. 

 

Cada noche antes de acostarse, antes de ir a una misión o bien después de “liquidar” a un objetivo, Dimitri siempre miraba aquella publicidad de viajes que constaba de un solo titular: BENIDORM.

 

 

Habían pasado 10 años desde aquel encuentro con la patrulla de maniobra. Dimitri solo tenía 12 pero en ese instante entendió cuál era su verdadera misión en esta vida. 

No era matar, aunque se le daba ya muy bien pese a su corta edad.

A Dimitri le fascinaba el sol. 

 

 

Con una trayectoria ejemplar, Dimitri había conseguido su sueño. Su próxima misión sería de por vida y podría conocer Benidorm. 

 

 

Dimitri sumaba 40 años cuando fue clasificado como agente durmiente, destinado en Madrid, España.

 

A día de hoy Dimitri sigue disfrutando del sol español a la espera de ejecutar la orden final. Mientras tanto, pasa desapercibido gracias a su insulsa mujer española y sus dos hijos de los cuales no recuerda el nombre. 

Dimitri tiene la tapadera perfecta, finge ser un padre de familia estancado en su vida emocional y profesional. 

Dimitri espera su último cometido. Matar al líder político al cargo del país y otorgar el gobierno al Kremlin, si es que esto llega a ser necesario 

Los líderes políticos españoles van sucediéndose y Dimitri sigue esperando a una orden que quizá no llegue nunca. 

 

Dimitri es feliz, cada verano puede ir a Benidorm.

Capítulo 4. 

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