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Woody y su hermano, del que nadie sabe su verdadero nombre pero todos llaman The Bun, nacieron en un pequeño pueblo Gallego y no recuerdan como han llegado a esto. 

 

Sin darse cuenta, en parte por la velocidad de los sucesos, en parte por los numerosos excesos, son la portada de una importante revista de Lifestyle masculino. 

 

Ni Woody ni mucho menos The Bun entienden qué coño significa lifestyle, lo que si entienden es que tienen la cartera llena y los billetes se enrollan en sus manos de manera autómata mientras están de rodillas ante una bandeja de plata.

 

Un lustro atrás las cosas eran bien distintas.

 

 Woody explicaba a su hermano como esa misma noche iban a dar el golpe de su vida en la fábrica de Arteixo. 

Si algo le gustaba más a Woody que la farlopa  era la ropa de alta costura. Y le habían dado el soplo de que esa noche en Arteixo se iba a guardar un envío de Hugo Boss. 

 

Ya eran las 6 de la mañana y los dos individuos permanecían acordonados en el interior de la fábrica, dijo el informe policial un día más tarde. 

Lo que no decía ese informe es que los dos individuos habían perdido su ropa al saltar la valla de seguridad de los almacenes. 

 

Con los guardias rodeando el edificio, desnudos y con su intento de robo totalmente frustrado, Woody  y su hermano decidieron entregarse. 

Pero ya que habían llegado hasta allí Woody no perdería su última oportunidad de verse metido en un Hugo Boss.

 

Así que ataviados como si para una fiesta en una azotea milanesa se tratase, ambos hermanos se entregaron. 

 

 

Una semana más tarde eran portada en todas las revistas de moda internacional y el perfil de instagram que se hicieron desde la cárcel ya contaba con 11K.

 

1 mes más tarde los hermanos quedaron absueltos por el tribunal debido a la falta de pruebas. Los abogados de Hugo Boss habían cumplido su parte del trato. 

Desde aquel entonces Woody y The Bun son esclavos de las pasarelas de la mano de la prestigiosa firma.

Capítulo 2. 

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